La importancia de cerrar ciclos

Es importante saber que, para dejar que algo nuevo llegue, debemos dejar ir lo viejo. Si nuestras dos manos están ocupadas, ¿con qué mano sostendremos lo que con tanto anhelo esperamos?

Cerrar ciclos es más que decir adiós. Cerrar ciclos implica aceptar que lo que antes era, ya no es. Es soltar lo que fue, dejar ir incluso las expectativas que algún día tuvimos sobre la situación. Cerrar ciclos es más que decir adiós: es entender que hay situaciones fuera de nuestro control y dejar de buscar el porqué. Cerrar ciclos es agradecer lo vivido, es tener la capacidad de perdonar sabiendo que es una decisión.

Cerrar ciclos es poder avanzar. Es aprender. Es tomar la experiencia. Es hacer un balance de nuestra vida y modificar lo pertinente.

Cerrar ciclos nos permite crecer.

¿Y cómo se logra? Sobre todo, cuando lo que se quiere cerrar ha sido doloroso, frustrante, inesperado.

Cerrar ciclos va más allá de dar vuelta a la página, porque ocurre a veces que volvemos repetidamente a mirar lo antes escrito. Cuando ha habido una situación dolorosa nos es difícil liberarnos del rencor, odio, angustia. Nos aferramos al sufrimiento como si de ello dependiera nuestra vida. Pero en el fondo nos aferramos a sufrir como para castigar al que sentimos que nos lastimó.

Perdonar al otro por no haber cumplido mis expectativas, por haber elegido diferente, por terminar su tiempo en nuestras vidas nos otorga la capacidad de aprender de todo lo vivido, y probablemente se vuelva a repetir la lección hasta que aprendamos lo que hay que aprender.

Sin aprendizaje no hay crecimiento

Perdonarme a mí mismo por los errores, lo que no dije, lo que hubiera hecho diferente… me permite amarme imperfecto como soy, y me permite aceptar y amar a otros con todas las diferencias que nos caracterizan. Sin juicios ni culpas.

Cuando perdonamos, nos estamos dando a nosotros mismos un regalo que nada puede comprar: paz. Y desde esa plenitud que se siente cuando hay paz, es que podemos decir adiós, liberarnos de resentimientos, agradecer el tiempo y experiencias vividas y, llegado el momento, podremos ver no solo el dolor, sino también todo el amor que hay detrás.

Cerrar ciclos no nos contesta los porqués, pero nos acerca de manera amorosa al para qué. Y desde ahí ya no hay dudas, pues entendemos que nada ha sido casualidad y que somos responsables de nuestras vidas, felicidad o infelicidad. Entonces y solo entonces, habiéndonos liberado a nosotros mismos de lo que pensábamos que nos dañaba, liberamos a los otros y fluimos en la vida en vez de ir contra la misma vida.

Cuando una relación amorosa no funciona, es probable que pasemos bastante tiempo tratando de entender por qué no funcionó, por qué terminó.

Es importante darse cuenta de que no tenemos el control de todo bajo ninguna circunstancia, que el amor puede terminar y que no hay culpables, sino responsables. Al aceptarlo se puede por fin soltar, pues es la mente la que pregunta, y al dejar ir la necesidad de respuestas se da paso a que llegue el perdón, tan necesario para seguir adelante. Cuando por fin lo logras, el ciclo se cierra y da pie a nuevos comienzos.

La libertad está del otro lado del miedo -cruzando los adioses y las despedidas, haciendo recuento y balance- cuando elegimos, desde el amor y la paz que sentimos, que merecemos vivir felices.

Y entonces, desde una decisión consciente y con nuevos aprendizajes, podemos ir en busca de lo que realmente necesitamos y queremos, tomando completa responsabilidad del rumbo que nuestra vida tome.

Dejanos un comentario acerca de este articulo y compartelo en tus redes sociales.

Comentarios en Facebook:


Leave a Reply

× Como puedo ayudarte?
%d bloggers like this: